Días de furia

En estos días de furia, intensos y exaltados por la primavera, después de subir las escaleras me di cuenta del curioso paisaje en el que las paredes y los muros se confunden formando laberintos citadinos, entre los cuales las aves se cuelgan y cantan desde antenas y cables.

Me pregunto sobre las historias que se suceden entre las llegadas y salidas de los viajeros, de los trenes que van más cargados de pensamientos que de personas (o viceversa), de las emociones que se encuentran tanto debajo de la piel como de la ciudad.

Tal vez la agitación en el ombligo del universo nunca cese, tal vez sea inútil hacer un catálogo de esta ciudad, pero creo que pensar sobe estas maravillas es un buen pretexto para abrir boca.

Salud y saludos.