Tal vez sean pocas, tal vez sean suficientes, tal vez es un número misterioso que se puede contar con los dedos de las manos.
Y más allá de la numeración, en cada encuentro siento un golpe de pasión que me hace temblar las piernas, un nudo en la garganta que me impide hablar de más, y una curiosidad que seguramente se desborda por mis miradas.
A final de cuentas, cada vez reconozco que hay una energía que me mueve y que quiero conocer, que me motiva a ir por más, pero...
... siento el vértigo y dudo si detenerme o continuar...
¿pero por qué dudar,
si en lo profundo de mí
sé que no me quiero detener?
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