Entre mis desvelos de intuición y de razón, observo que el arma de destrucción masiva más poderosa que ha construido el intelecto humano es el discurso que apunta hacia la infancia.
Es ese "todo sea por los niños" el que me hace temblar.
Pareciera que dios, relegado al pasado, es sustituido magistralmente por la laica razón en la formulación de un futuro que deja a la sublime humanidad atrapada, atrapada sola y sólo atrapada, en el presente siempre en fuga...
"¡Todo sea por los niños!"
>>>-------> educación, la buena educación, ¡la mejor educación!
¿Quién dijera que la niñez
también es un arma en nombre de la posteridad?